El papa Francisco advirtió este miércoles que los países “no pueden pagar las deudas con sacrificios insoportables” para sus pueblos y ante ello reclamó “buscar modalidades de reducción, dilación o extinción” de esos compromisos “compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia” Jorge Bergoglio así lo manifestó al encabezar el seminario económico que se realiza en el Vaticano, en el que participan el ministro de Economía, Martín Guzmán, y la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. “Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito en cambio exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras”, dijo el Papa, rememorando lo expresado por San Juan Pablo II, en 1921. Y seguido, agregó: “No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia o al progreso”. “Las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales a medida que sus gobiernos pagan deudas adquiridas insensibles e insosteniblemente”, advirtió el Sumo Pontífice. Al respecto, remarcó que “la deuda publica contraída en no pocos casos para impulsar y alentar el desarrollo económico productivo de un país puede constituirse en un factor que daña y perjudica tejidos sociales cuando termina orientada a otra irresponsabilidad”. “En esto deben consistir las nuevas formas de solidaridad que nos convocan aquí”, subrayó Francisco. El Santo Padre luego se refirió directamente a los “líderes financieros” presentes en el recinto donde se realizó el Seminario sobre las “Nuevas Formas de Solidaridad” y les manifestó: “Ustedes conocen de primera mano cuáles son las injusticias de nuestra economía global. Trabajemos juntos para terminar con estas injusticias, cuando los organismos multilaterales de crédito asesores a las diferencias naciones resulta importante tener en cuenta los conceptos elevados de la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables en su endeudamiento y sobre todo la promoción efectiva y protagónica de los más pobres”. Además, durante su discurso, el Santo Padre apeló a otras citas de Juan Pablo II para criticar la especulación financiera y denunciar que “las estructuras de pecado hoy incluyen repetidos recortes de impuestos para las personas más ricas, justificados muchas veces en nombre de la inversión y el desarrollo”, y paraísos fiscales para las ganancias privadas y corporativas y, por supuesto, la posibilidad de corrupción por parte de algunas de las empresas más grandes del mundo, no pocas veces en sintonía con algún sector político dominante”.